Friday, November 25, 2011

“No pain, no gain; but have fun!”


¿Qué es un intercambio intercultural? Yo hasta hace poco no hubiera sabido responder con certeza a esa pregunta. No había participado en una actividad como esta en mi vida, en gran parte por desconocimiento (si llego a saber de su existencia antes, seguro que ahora sería un experto intercambiador intercultural), por otra parte falta de tiempo; no lo sé. Pero me alegro de haber entrado un día en la oficina de Fundació Catalunya Voluntària y haber descubierto este pequeño mundo. De la noche a la mañana me vi convertido en group leader para un intercambio de gente joven en Portugal. Yo, con mi ingles nivel 0 y sin saber por dónde empezar… Pero aquí estoy ahora escribiendo este pequeño artículo. Eso es porque al final todo ha salido a pedir de boca.
El trabajo para reclutar al grupo español no fue nada fácil, pero encontramos a dos jóvenes malagueños, Ana Yara y Guillermo, que hicieron un gran esfuerzo por asistir al evento, y la verdad es que no podría haber tenido mejores compañeros.
Haciendo balance de esa semana, es fascinante como 35 personas completamente desconocidas, de países y culturas diferentes, se interrelacionan y comparten sus experiencias, trabajan juntas en equipo, se divierten y dan lo mejor de sí mismas. El primer día, piensas que eres incapaz de conocer los nombres de cada chico y chica; pero cuando acaba la semana, vuelves a casa pensando en cada uno de ellos. Eso es un intercambio intercultural.
Durante la semana realizamos una buena cantidad de actividades diferentes, pero si tengo que mencionar algunas, sin duda empezaría por las noches interculturales. Sencillamente geniales. Era una forma divertidísima de conocer a los demás países y sus culturas. Bailes típicos, gastronomía, tradiciones… Mención especial a Bélgica y Hungría: consiguieron embriagar hasta al vigilante del parque con sus licores extremos.
Otra de las actividades más satisfactorias fueron los trabajos de voluntariado, una buena forma de entrar en contacto con el trabajo altruista. Por otro lado, los talleres de reflexión, directamente relacionados con la temática del intercambio (aunque no todos) nos ayudó a intercambiar ideas y opiniones con los demás participantes, algo que me resultó muy agradable e interesante.
Por supuesto, nuestro día libre en Lisboa fue inolvidable. Una ciudad digna de visitar, con sus antiguos y diminutos tranvías, sus calles adoquinadas, llenas de vida, sus plazas… Sin duda, Lisboa desprende una magia que encandila y te pide volver.
Evidentemente, no todo fue perfecto, algunas actividades no fueron lo que se esperaba y algunas cosas fallaron. Pero no es necesario darle más importancia, pues lo que queda en el recuerdo es un buen sabor de boca.
Hay que dar un 10 a la organización portuguesa por el alojamiento que nos ofrecieron. El parque municipal Cabeço de Montechique donde pasamos toda la semana es precioso, enorme y plagado de naturaleza. No nos faltó de nada, los trabajadores del parque eran muy amables y atendieron a todas nuestras necesidades.
Este ha sido mi primer intercambio y a la vez mi primera experiencia como group leader, y sin duda el esfuerzo ha merecido la pena. “No pain, no gain”: objetivo cumplido.


Rubén Mateos

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